Caso Schaerer: el juicio continuará en febrero

Seis testigos ya pasaron por el Tribunal. Según Pompeya, los acusados están «rompiendo códigos», pero no dicen donde está Cristian.

Firme. Pompeya Gómez quiere que los acusados reciban lo que se merecen.

Firme. Pompeya Gómez quiere que los acusados reciban lo que se merecen.

Corrientes (Télam). El juicio que sigue el Tribunal Oral Federal de Corrientes por el secuestro de Cristian Schaerer pasó ayer a un cuarto intermedio hasta el 7 de febrero, tras la declaración de seis testigos, informaron fuentes judiciales.
Los seis testimonios de ayer corroboraron lo que la investigación había determinado en cuanto al uso de teléfonos celulares por parte de la banda que secuestró a Cristian, y establecieron en cada caso su procedencia. Además, uno de los testigos negó que le hubiera vendido a uno de los acusados, el abogado Ángel Barbieri, el automóvil Corsa gris que fue utilizado para el secuestro, con lo cual contribuyó a comprometer aún más su situación.
Barbieri había señalado que el Corsa gris en cuestión le había sido entregado por un gitano de apellido Juárez, en pago por los servicios de letrado que le había prestado en una ocasión y que fue inmediatamente vendido a una persona de Empedrado. Sin embargo Juárez ayer admitió haber solicitado los servicios de Barbieri, pero negó haber tenido un Corsa gris y que en esa ocasión le pagó con 100 dólares.
El fiscal Resoagli volvió a solicitar al tribunal que determine la imposibilidad de que Barbieri continúe con su autodefensa. Argumentó que de seguir así, se violaría el legítimo derecho de todo reo a defenderse, ya que de acuerdo al criterio de la fiscalía y de la querella, el acusado no está en condiciones de sostener esta situación.
El pedido será analizado por el tribunal y probablemente resuelto cuando se reanude el juicio el próximo 7 de febrero, luego del receso por la feria judicial del verano.

La esperanza

Pompeya Gómez, la madre de Cristian Schaerer, quien permanece desaparecido tras ser secuestrado en el 2003, se mostró esperanzada en que los acusados reciban «la condena que merecen» y se lamentó al señalar que termina otro año «sin tener novedades» sobre el paradero de su hijo. Agregó que no tiene «rencor, solamente la necesidad de saber dónde está Cristian».
Respecto a la actitud de los testigos, destacó que «se están rompiendo los códigos. Están hablando, pero ninguno ha dicho lo que me interesa y es saber sobre Cristian».

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