Una narradora suelta por calles de Colombia

Gricelda Rinaldi participó del Encuentro Internacional de Contadores de Historias en noviembre. Vino impactada de cómo se mantiene la cultura del escucha

Mucho para contar. Participó de un encuentro de narradores en Colombia.

Mucho para contar. Participó de un encuentro de narradores en Colombia.

[su_note note_color=»#cdcdcd»]“Fue interesante descubrir un mundo en el que la cultura del escucha está naturalizada”[/su_note]La hija de Misiones, Gricelda Rinaldi, participó del Encuentro Internacional de Contadores de Historias y Leyendas en Buga, Colombia, en noviembre pasado. «Vine impactada de no haber parado durante seis días de narrar, narrar y narrar», expresó la artista.
«Me presenté con una grabación. Había que grabar una leyenda universal, una leyenda de tu país y un cuento infantil. Y fui seleccionada e invitada a este encuentro, que se realizó entre el 4 y el 12 de noviembre. Es un evento internacional. En esta oportunidad había gente de país vasco, dos cubanos, colombianos, de Italia, Francia, Uruguay, Argentina. Éramos 16 en total», comentó.
El día para los contadores de historia comenzaba a las 8 de la mañana, y hasta las 11 de la noche transitaban por todos los espacios posibles, bibliotecas, escuelas públicas y privadas, cárceles, universidades, librerías, plazas, centros culturales, otros pueblos, donde iban a contar en grupos. «En la universidad fue increíble, porque llovía y nadie se movió por dos horas. Eran 200 universitarios que aplaudían y pedían más. Trasladaron unas carpas para no mojarse y bajo la llovizna contábamos», recordó. «Me impactó ver niños de 7 años que se alternaban con nosotros en esto de la contada», dijo.

Otra idiosincracia

La mujer dijo que pudo percibir una mixtura muy interesante, «tanto en relación a los sentidos narrativos como a los contenidos. De Argentina fuimos cinco narradores, uno de Patagonia, tres de Capital Federal y yo por Misiones».
«Fue interesante descubrir un mundo en el que la cultura del escucha está absolutamente naturalizada», explicó.
Indicó que la cuestión narrativa se siente en cada rincón de Colombia. «Ya sea desde un lugar académico donde hay una carrera de narradores orales, desde lugares alternativos donde hay escuelas de narración oral a partir de los 7 años, hasta la idea de la profesionalización de este hacer» hace que la narración oral sea una tradición «naturalizada que ocurre diariamente en la vida de los colombianos, desde instalarse en plazas donde la gente transita, se detiene a escuchar una historia y continúa, desde instalar de miércoles a sábado sesiones de narración hechas por narradores contratados que van a la universidad a narrar a los estudiantes, desde 50 lugares al estilo café concert que existen en Bogotá solamente, donde de viernes a domingo hay narradores», señaló aparte de los renombrados festivales del rubro que se hace en todo el país a lo largo del año. «Es impresionante la fuerza que tiene la cultura del escucha», reiteró.

Nuevos aires

La semana pasada el proyecto «La oreja verde» de Gricelda Rinaldi recibió un subsidio por parte del Consejo Provincial de Cultura.
Su idea era instalar el rescate de la memoria, de la cultura de escuchar cuentos, en formato de cd y micros radiales. «Trabajé en una cuestión de género sobre la hipótesis de que la mujer es el vehículo y soporte de la transmisión de relatos orales», explicó. «Vamos a ir a referentes femeninos que va más allá de los 60, 65 años. En una primera etapa focalizado en Posadas y en un pueblo originario del interior, para ver más adelante de extenderlo. Queremos rescatar esos relatos que estas mujeres escuchaban en su infancia», resumió.

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