Creció 30 % la demanda en las cocinas centralizadas

Por mes se maneja un presupuesto de 350 mil pesos, 4.200.000 pesos anuales, que se distribuyen entre los insumos. Los comensales alcanzan a 36.300. Aseguran que mejoró la calidad de las preparaciones.

78. En la Cocina Centralizada del Mercado Central se cocinan 13.000 raciones.

78. En la Cocina Centralizada del Mercado Central se cocinan 13.000 raciones.

[su_note note_color=»#cdcdcd»]En las cuatro cocinas centralizadas de la ciudad hay en total 36.300 comensales.[/su_note]Desde hace un año una nueva modalidad de alimentación se encamina en Posadas. Se trata de la cocina centralizada que tiene por consigna «volver a comer en familia» y prescindir de los comedores. Si bien actualmente beneficia a unas 36 mil personas deja entrever una tendencia -muchas veces criticada por algunos sectores- hacia el asistencialismo. Existen cuatro cocinas centralizadas que dependen el Ministerio de Bienestar Social de la Provincia y están ubicadas en el Barrio Santa Rita; en la zona del Mercado Central en el Barrio Miguel Lanús; en Itambé Miní y en Villa Cabello. A partir de la inauguración de la primera cocina centralizada a mediados del año pasado, la cantidad de comensales aumentó un 30 %.

Por mes se maneja un presupuesto de 350 mil pesos, 4.200.000 pesos anuales, que se distribuyen entre los insumos, los que a su vez, se disponen en víveres secos, víveres frescos y verduras.

Los comensales alcanzan a 36.300 y se dividen de la siguiente manera: 7.300 comensales dependen de la Cocina Centralizada del Barrio Santa Rita y contiene a 41 comedores de la zona. Unos 13.000 beneficiarios pertenecen a la zona de influencia del Mercado Central, conteniendo a 65 comedores; en Itambé Miní hay 5.000 beneficiarios que anteriormente asistían a 22 comedores y por último en la Cocina Centralizada de Villa Cabello hay 11 mil beneficiarios que asistían a 64 comedores.

En el caso de la Cocina de Miguel Lanús desde el 3 de julio venidero se sumarán los beneficiarios de 22 comedores que habían quedado fuera en la primera etapa de centralización, según lo explicara el Director de Control de Gestión de las Cocinas Centralizadas, Jorge Rafael Domínguez.

Creció la demanda

Con la implementación de este tipo de distribución de los alimentos en los barrios más carenciados de la ciudad, se notó un importante incremento en el demanda de los beneficiarios. Tal es así que en desde la puesta en marcha de la unificación en la elaboración de comida hubo un aumento del 30 por ciento en el número de comensales.

Entre las razones que figuran como causantes de este incremento las autoridades y responsables de comedores aseguran que se mejoró la calidad de los alimentos y que no se toma al individuo aislado como beneficiario sino al núcleo familiar al que pertenece. La ecuación sería entonces de uno por tres. Es decir, que un comedor al que asistían 40 chicos, ahora provee entre 100 y 120 raciones diarias.

«Pese a que en un principio tuvimos inconvenientes acerca de la metodología para elaborar la comida en grandes cantidades, desde que la nueva propuesta llegó para romper las viejas prácticas que se producían en torno al manejo de las mercaderías, pudimos sortear las dificultades y esa es una de las razones del incremento en la demanda. La comida es buena, es rica y contiene las proteínas que debe tener una ración de este tipo», comentó Domínguez.

Trabajo en equipo

Una de las aristas interesantes en el manejo de las 600 personas que trabajan en las cocinas es el trabajo en equipo. Las personas que elaboran la comida son beneficiarios de los planes Jefes y Jefas de Hogar y realizan allí su contraprestación. No solamente hay cocineras, sino también auxiliares que limpian ordenan y preparan los insumos que se utilizarán durante la jornada de trabajo y la siguiente.

Así hay peladores, picadores, quien se ocupe de la limpieza, quien se encarga de lavar los utensilios una vez terminada la tarea diaria y quien reparte la comida una vez elaborada. En el último caso se utiliza un sistema de flete, donde un chofer junto a su ayudante entregan la olla a destino con la cantidad de raciones que le corresponde a cada sub zona.

Si bien la implementación de la cocina centralizada tuvo como objetivo primordial la ordenar y trasparentar la distribución de los alimentos debió también ocuparse de resignificar el espacio físico donde funcionaban los antiguos comedores barriales que trabajaban gracias al voluntariado de los vecinos aplacaban sus necesidades colaborando solidariamente. Es así como surgen los actuales Centros de Atención Integral Comunitarios (CAIC).

El objetivo de estas organizaciones, que en su mayoría realizan sus actividades en los antiguos comedores barriales, es promover el desarrollo integral de las personas a través de distintos programas de microemprendimientos y programas de capacitación.

Con la colaboración directa de vicegobernación en estos sitios, distintos cursos de capacitación, charlas de prevención y asesoramiento para la presentación de proyectos productivos.

Capacitación

El próximo sábado en el Centro de Convenciones se realizará un taller de capacitación y reflexión para el personal que trabaja en las cocinas centralizadas.
El objetivo del encuentro es propiciar un espacio de reflexión donde se intercambien experiencias, se adquiera conocimientos y se analicen la prestación alimentaria con el fin de fortalecer los roles y funciones en el trabajo cotidiano.
También se abordará el trabajo comunitario; la violencia familiar; las herramientas básicas de los primeros auxilios; la adopción de buenas prácticas de manufacturas; nutrición y alimentación y la implementación del carnet de seguro a cargo de Carlos Falcowki del Instituto de Previsión Social. Desde la organización estimaron que habrá alrededor de 600 participantes a los que se sumarán profesionales invitados. La jornada comenzará a partir de las 11 y se extenderá hasta las 17. La política de capacitación es uno de los ejes centrales que desde la Dirección de Control de Gestión consideran como el pilar para la obtención del trabajo calificado.

La clave es el trabajo en equipo y el compañerismo

En la cocina centralizada de la zona Sur Mercado Central se preparan 78 ollas de comida de 100 litros cada una, haciendo un total aproximado de 15.600 raciones diarias. Esa cantidad se distribuye entre los comedores y el personal que trabaja elaborando los alimentos. En el caso particular de esta cocina las cocineras distinguen un condimento especial: el amor.

Rosalina Olga Núñez es la jefa de cocina y con mucha amabilidad contó lo entretenido de su tarea.

En su mayoría las mujeres que trabajan en el lugar habían estado al frente de los comedores de la zona y lo único que tuvieron que hacer es organizar su labor para lograr lo que consideran hoy como su éxito cotidiano.

«El ambiente de trabajo es muy bueno, desde que empezamos la cocina nos pusimos un lema el de cocinar con amor, para todas las personas que van a recibirla y para nosotros también que somos al terminar la jornada llevamos una ración para compartir con nuestras familias» dijo.

Para ella que comienza su día a las 5 de la mañana, todo es fruto de la solidaridad, «hay un ambiente de mucho compañerismo, como si fuéramos una gran familia donde todo el trabajo se realiza en equipo».

El menú de ayer fue polenta con salsa, y Misiones On Line pudo comprobar lo sabroso de la preparación. Con abundante salsa y una considerable cantidad de queso rallado este plato nada tiene que envidiar a la cocina casera. Para esta preparación por cada olla se utilizan 15 kilos de carne; 4 kilos de zanahoria; 4 kilos de cebolla; 5 kilos de papas; medio litro de aceite; perejil; cebollita de verdeo; ajo; un poco de orégano y un kilo de queso rallado.

Para la preparación de los platos nada se mezquina y eso se nota dado que a criterio de todos los que la elaboran y se alimentan de allí aseguran que «se terminó la comida aguachenta».
Josefa Galeano mientras removía una olla, contó que «ahora todo esta bien organizado».

Inicia su día a las 4 y media de la mañana. Anteriormente trabajaba en el comedor 6 de Septiembre y aseguró que el cambio fue muy positivo.
«Hay más higiene, está bien organizado y yo no cocino más en casa. Es mucho más rico y podemos comer en familia que es algo que no queremos perder», sentenció.

La coordinadora de los CAIC de la zona Sur, Lidia Yegros comentó que a la guardería Casita de Belén del Barrio A4 se envía una olla con refuerzo porque a él asisten niños desnutridos que, luego de un relevamiento y gracias a la atención especial, han incrementado su peso entre 100 y 200 gramos mejorando sus hábitos alimentarios.

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