Pequeños ganaderos de Campo Grande se asocian para mejorar cantidad y calidad

Apuestan a incrementar el abastecimiento de la demanda misionera. Buenos pastos y excelente suplemento son las claves del buen rendimiento ganadero. Organización y continuidad de la producción hacen el resto. Campo Grande. La Cooperativa Forestal Agrícola de Producción y Comercialización (COFAPINCO) es una naciente organización, de Campo Grande, surgida de la vocación ganadera de ocho grupos acompañados por el Programa Social Agropecuario (PSA) y el PROINDER Misiones, más de 35 familias de Campo Grande.

La COFAPINCO deja entrever aún en su sigla el objetivo «Industrial», aspecto que ganará trascendencia si se logra coordinar un servicio de faena, a bajo costo para los productores, con un matadero del tipo «C» habilitado por el SENASA en la Colonia.
Abaratando los insumos, distintas manufacturas «engordan» la propuesta de la cooperativa, sobre todo la elaboración de embutidos cárnicos y derivados artesanales de la caña de azúcar.

En la cría y engorde de ganado no sólo hace falta vocación pecuaria. Aprendimos enseguida que esta es además una actividad matemática, donde la ganancia de peso en los animales es sustantiva para una ecuación económica exitosa. Y para esto no hay secretos: buenos pastos y excelente suplemento, especialmente en invierno, son las claves del buen rendimiento. Organización y continuidad de la producción hacen el resto.

El Progreso
Las nueve chacras del grupo «El Progreso» comenzaron con un lote en febrero de 2004. La finalidad (lograda con mortandad «cero» de animales) es el engorde de novillos y suplementación estratégica en invierno, sobre la base de tres pilares: maíz, mandioca y caña de azúcar.
Cien cabezas compradas en conjunto en Corrientes. En su mayoría novillos y algunas hembras pensadas para la reproducción. Cien hectáreas de potreros, buena alimentación y el resultado de «muy buenas carnes misioneras, sabrosas -¡y muy tiernas!-, que se hacen agua en la boca… Y sin químicos, que es lo más importante», dicen los productores, en especial Carlos Cieplinski, uno de los s iniciadores de la cooperativa.
Medio kilo de engorde diario en un ciclo de trece meses para un animal terminado de 350 a 400 kilos de peso vivo es un número aceptable. Aunque ellos saben que puede andar aún mejor.

Brangus, Bradford y Cebú son razas predominantes y elegidas para la cruza de cualidades genéticas. Mejorar la rusticidad y la sanidad de los animales criollos son las más fuertes apuestas. La inseminación artificial con semen seleccionado es una buena práctica, aunque –como dice el médico veterinario Juan Báez- con el cuidado de «no crear un sistema de dependencia».

Para reducir esos riesgos, algunos toritos bien dotados, ya acostumbrados a los rigores de nuestro clima, están asomando de la manada correntina, alardeando a las novillas, como diciendo aquí estamos, para el servicio que mande.

Acompañados por Juan, técnico del PSA y profesional del campo con sede en Campo Grande, los grupos crecen en experiencia y se enriquecen con informaciones que intercambian en reuniones mensuales.
De los saberes más nutritivos, sobresalen el aprovechamiento de los suplementos y el enriquecimiento de suelos a través del abono conocido como «súper magro», que los productores elaboran en casa con un equipo de minerales que compra la Cooperativa, mezclándolos con estiércol y otros recursos de la chacra.

Diversidad en suplementos
La mandioca es un suplemento que presta. De la alfalfa misionera –como la llaman algunos- no sólo se usan las raíces feculentas, ya que entre los ganaderos de El Progreso se ha extendido el secado de hojas con óptimo resultado como aporte proteico.
El maíz es otro de los pilares. Actualmente cultivan la variedad Leales 25, una semilla noble traída del INTA de Tucumán.

Los pastos más usados son el elefante, el estrella, jesuita gigante, brisanta y dos variedades de tifton. Los potreros diversificados en pastos son convenientes –aseguran- aprovechando sus distintos comportamientos y resistencia, bajo sombra o expuestos al calcinante sol en tiempos estivales o, en invierno, a las heladas.

La «grama loca», o estrella africana, es infaltable. Una leguminosa del mismo origen, el guandú, es otra alternativa que ensayan en el Grupo.
Según Arlindo Katz, en invierno, además de los granos no debe faltar una buena reserva de jesuita gigante y caña dulce, así como la grama amarilla o jesuita nativo.

El agua, otro compromiso
Al manejo orgánico de potreros, cubiertas de monte y rodeos, se le suma la preocupación por las fuentes de agua.
La sequía que castigó a Misiones recientemente, dejó su drástico mensaje. Arroyos y vertientes, que nunca se habían secado, dejaron de correr, mostrando a los productores la necesidad de mantener parquizadas sus márgenes y prever reservorios para la producción. En ese compromiso también están trabajando los grupos, acompañados por el INTA de San Vicente y el PSA.

Actitudes responsables

Una experiencia positiva desde todo punto de vista. Entre las líneas impulsadas desde el Programa Social Agropecuario, El Progreso se encuadra como un «EPA», Emprendimiento Productivo Asociativo. El PSA-PROINDER les facilitó un crédito inicial para la compra del ganado. Los ganaderos de Campo Grande están cumpliendo puntualmente con el pago de los intereses y aspiran a devolver el capital antes del plazo previsto en el proyecto. Avances que se apuntalan en las actitudes responsables de los pequeños productores, un buen acompañamiento del técnico y el seguimiento desde el Programa. Progresos que –dicho sea de paso- en los códigos del campo se traducen en un festejo consistente en un «asado bien regado», a la usanza misionera.
Habiéndolos conocido, no nos cabe duda que cada día seguirán planificando, preocupados por la continuidad de la producción, hablando de reforzar las pasturas y mejorar la comunicación, para ayudarse solidariamente, cuando las circunstancias aprieten, con los suplementos de granos y caña dulce.

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