Crece la producción de cocaína en el país

En 2004 se desbarataron veinte «cocinas» clandestinas, y detectaron a un colombiano que es buscado en toda América latina. En lo que va de 2005 se allanaron seis laboratorios. Hasta mayo se habían secuestrado 1200 kilos. Se realizan controles en el tráfico de precursores químicos.
Aún no hay cifras concretas, pero todos los especialistas coinciden: en la Argentina creció la producción de cocaína. Los 20 laboratorios desbaratados en 2004 así intentan demostrarlo. Son más de doble de los nueve que se habían descubierto en 2003.

Pese a la gravedad del diagnóstico, los emprendimientos de los narcotraficantes aún no llegan a abastecer el mercado interno. Se estima que en la provincia de Buenos Aires se consumen más de seis toneladas de cocaína por año. La aparición de laboratorios o «cocinas» cada vez más complejos en los que se transforma pasta básica en clorhidrato de cocaína prendió la alarma entre las autoridades.

Tal como se informó el 20 de febrero último, en 2004 se secuestraron 3061 kilogramos de cocaína en todo el país. Esa cifra representa sólo entre el cinco y el siete por ciento de toda la droga que circula en la Argentina, lo que permite colegir que, al menos, unas cincuenta toneladas de cocaína pasan por el país al año.

La semana última fue desbaratada en La Matanza una «cocina» en la que se producía clorhidrato de cocaína. Fue el sexto laboratorio descubierto este año.

En 2004, en tanto, resultaron allanadas otras 20 fábricas clandestinas del poderoso narcótico. Una de ellas había sido instalado por el colombiano Alejandro Carvajal Montes de Oca, un hombre perseguido en toda América latina por ser especialista en abrir fuentes de producción de droga y que habría dejado más de una «megacocina» en la Argentina.

«Los narcotraficantes buscan alternativas para establecerse en países que no son productores de drogas y con el incremento de los controles para evitar el desvío de precursores químicos esperamos revertir la tendencia de instalar laboratorios en la Argentina», dijo Gabriel Abboud, subsecretario de la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la lucha contra el Narcotráfico (Sedronar).

La mecánica de ingreso en el país de la pasta base es similar a la usada para los cargamentos listos para la venta. De cada kilogramo de pasta base se producen unos 700 gramos de clorhidrato de cocaína; el narcotraficante busca pagar un menor precio al adquirir sólo la materia prima y aumentar sus ganancias con la venta del producto final.

Ya son más de 1200 los kilogramos de cocaína incautados hasta los primeros días de mayo, poco menos de la mitad de lo que se incautó en todo 2004, cuando las fuerzas de seguridad quitaron del mercado 3061 kilogramos de esa droga.

Fuentes oficiales que entienden en la lucha contra el narcotráfico revelaron su preocupación por las múltiples formas que adopta el tráfico de estupefacientes. Y marcaron la inquietud creciente ante la situación política en Bolivia, que podría derivar en una mayor utilización de la ruta de la droga por la frontera norte.

Las estadísticas que maneja la Sedronar señalan que hasta fines de marzo se incautaron 704 kilogramos de cocaína, pero a ese corte trimestral deben sumarse tres procedimientos importantes, como son los 311 kilogramos encontrados en un camión de mudanzas en Luján, los 116 kilogramos que estaban en poder de un grupo policial en Salta -cuyo origen aún está en debate en la Justicia- y los 76 kilogramos secuestrados a una pareja de ecuatorianos en La Quiaca.

También se detectaron varios intentos de abrir una ruta desde Chile, frontera en la que trabajan la Gendarmería y los Carabineros. En los últimos días se reunieron en Bariloche los principales comandantes de esas fuerzas para intercambiar información. «El ministro del Interior, Aníbal Fernández, marcó al narcotráfico, al terrorismo y al contrabando como los tres ejes que debe combatir la Gendarmería», comentó un alto oficial de esa fuerza de seguridad.

El contrabando de droga en vuelos que aterrizan en pistas ilegales sigue siendo un problema sin solución. Casi todo el territorio de Santiago del Estero está señalado como una gran pista clandestina y ante la falta de radares -situación que el Ministerio de Defensa busca solucionar con la compra de equipos- está conformada una especie de red de observadores informales.

Por una avioneta que aterrizó en Santiago del Estero llegó al país el embarque de 311 kilogramos de cocaína que incautó la policía en Luján. Esa droga iba hacia Mar del Plata, desde donde saldría rumbo a Europa.

La AFIP firmó con la embajada de los Estados Unidos un convenio de ayuda para el control de los puertos, en especial el de Buenos Aires. También prometen comprar nueve scanners móviles y tres fijos para verificar el contenido de los contenedores. Hoy se revisa la carga de sólo el «17% de los containers», según reconoció Ricardo Echegaray, director de Aduanas, ante una pregunta durante la firma del convenio con los EE.UU.

En oficinas políticas del Gobierno están preocupados, también, por el cuello de botella judicial que se forma en las causas por narcotráfico. Un relevamiento que hizo la Sedronar sobre las causas judiciales en curso indicó que son procesados menos del 20 por ciento de los detenidos acusados por tráfico de drogas.

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