«El problema de las Pymes forestales no es la falta de materia prima, sino la oferta»

El ingeniero Alejandro Larguia refutó al consultor Gustavo Braier, quien semanas atrás se sumó al debate planteado en la provincia sobre las dificultades en el abastecimiento de la materia prima. Mientras que Braier sostiene que es «falso el debate sobre la falta de materia prima», Larguia afirma que «el problema principal de los industriales no es la falta de madera sino la disponibilidad de la misma». [su_note note_color=»#cdcdcd»]Para Alejandro Larguia, “es innegable” que las Pymes foresto-industriales de la región enfrentan serias dificultades para abastecerse de rollos de pino de diámetros superiores a 20 centímetro[/su_note]El productor forestal, Alejandro Larguia, salió al cruce de las declaraciones realizada semanas atrás por el consultor Gustavo Braier, donde planteó su visión sobre las dificultades en el abastecimiento de materia prima de las Pymes industriales de la provincia y consideró en diálogo con ArgentinaForestal.com, entre otras cosas, que «la falta de materia prima es un debate falso, porque hay 283 mil hectáreas plantadas en Misiones y Alto Paraná SA tiene sólo 110 mil».

A su vez explicó que Misiones y Corrientes forman una cuenca forestal regional. «Si actualmente hay sobreoferta de materia prima en una de éstas provincias y hay que ir a comprar madera a Corrientes, se deberá pagar más caro el flete, pero está una ventaja que el industrial de Misiones puede plantearse o puede planificar instalarse en donde la madera esté más cerca. El problema de las Pymes no es por la oferta disponible sino porque quieren pagar precios más bajos o estar cerca de la materia prima».

Pero para Alejandro Larguia, «es innegable» que las Pymes foresto-industriales de la región enfrentan serias dificultades para abastecerse de rollos de pino de diámetros superiores a 20 centímetro. «El Lic. Braier está partiendo del supuesto errado de que «falta madera en Misiones y sobra en Corrientes», dado que argumenta que las pymes misioneras son renuentes a costear el mayor flete que implica traer a Misiones esa madera que pretende sobra en Corrientes. Pero en realidad, la oferta real de esa categoría de rollos no sobra en ningún lado. Y decimos oferta real para distinguirla de la virtual que es la que algunas consultoras leen en los censos y las estadísticas», señaló.

«En el mercado libre, separando en esta consideración a las industrias que poseen recursos forestales propios, la oferta real de rollos de pino con diámetro superior a 20 cm, que es la materia prima básica y tradicional de los aserraderos, está muy lejos de satisfacer la demanda de las pymes de la región. No se trata del precio», afirmó.

El problema es la oferta disponible

Por otra parte, Braier fue consultado en la entrevista periodística si el problema de las pymes era por la oferta disponible o por que quieren pagar precios más bajos por el rollo, «y respondió «exactamente». Falsa respuesta. El problema no es el precio, es la oferta disponible. Cada tonelada que logra comprar una pyme, al precio que sea, deja a varias con su demanda frustrada, debido a la implacable limitación de la oferta», añadió el forestador.

Por otra parte, el productor forestal agregó que «también es errado el concepto de que Misiones y Corrientes son dos cuencas forestales independientes. Están integradas desde siempre. Cuando en Misiones se desarrolló el aserrío de pino de cultivo, en la década del 80, aún no había en Gobernador Virasoro (Corrientes) capacidad industrial instalada. Desde entonces y hasta hoy, buena parte de la producción forestal de los departamentos de Ituzaingó y Santo Tomé de Corrientes es industrializada en Misiones», relató el ingeniero.

Para Larguia, Braier también revela desconocimiento de la realidad cuando sugiere que las pymes de Misiones deberían «pensar en ahorrar flete y trasladarse. Esto hace diez años que lo pensaron los industriales y lo hicieron, empezando por el departamento de Santo Tomé y siguiendo por Ituzaingó y San Miguel».

Un poco de historia

El ingeniero Larguia, además de productor forestal y viverista
es historiador, un profundo conocedor de la geografía y de las poblaciones de la región misionera. Por este motivo, consideró como «el mayor disparate en las declaraciones del Lic. Braier , su elíptica imputación de imprevisión a las pymes misioneras por «tener una base forestal inferior a la que precisan para su desarrollo industrial». Hay que explicarle que la base forestal previsionada eran las forestaciones de la ex CASA en los departamentos de Montecarlo, Eldorado e Iguazú que pertenecieron a sus sucesoras Puerto Piray y Alto Paraná, empresas con fines celulósicos que utilizarían los primeros raleos y hasta hace pocos años vendían la madera aserrable en el mercado libre porque no tenían proyectadas industrias de transformación mecánica. También del establecimiento San Jorge (Pérez Companc) cuya producción excedía ampliamente el consumo de su aserradero en Puerto Bossetti; y las forestaciones de otros establecimientos como Safac y Mate Larangeira que por carecer de industrias vendían toda la producción a las pymes. Son, o fueron, más de 60.000 hectáreas de forestaciones adultas ubicadas en los departamentos del norte misionero que se borraron del menú al ser adquiridas por Alto Paraná S.A. generando una terrible distorsión en la oferta real para las pymes, a pesar de existir en la realidad y en los papeles que son la fuente de «conocimiento» de los consultores internacionales».

Cuestión de competencia


Por último, Larguia se refirió «al discurso de condena a la ineficiencia relativa de las microempresas familiares que el Lic. Braier expresa, confrontando con la competitividad internacional y la eficiencia industrial de la economía de escala de Alto Paraná SA; está desubicado en el tiempo y en el espacio. En el tiempo porque en la década del 90 los economistas de la competitividad y la globalización (para ahorrarnos algunos adjetivos que merecen) dejaron el país como está. En el espacio, porque la verdad de la milanesa es que en Misiones la población no percibe ningún beneficio por el desarrollo de Alto Paraná SA».

Al respecto, Larguia consideró que «el verso del eficientismo es la herramienta preferida del poder financiero. Los argentinos debemos tener presente que en Italia operan decenas de miles de microempresas foresto-industriales, a las que el Estado fomenta para que alcancen el más alto nivel tecnológico. Seguramente este sistema será menos eficientes que la economía de escala, pero el caso es que la economía debe buscar el bienestar de la población y no someterse a los intereses financieros foráneos».

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