Elevarán a juicio el caso de los tres jóvenes que mataron a tiros al concejal Celestino, en Almafuerte

Entre los detenidos está un docente de Bonpland. El concejal aliancista, que vivía en la zona rural, se resistió al robo y fue herido de dos balazos. Un Tribunal confirmó el procesamiento de todos los detenidos. La jueza de Instrucción de Leandro N. Alem elevará la próxima semana a juicio oral y público el caso del homicidio del concejal aliancista de Almafuerte Víctor Ramón Celestino, quien fue muerto a tiros por tres jóvenes durante un intento de asalto. Los imputados son el profesor Sandro Czaván, Virgilio Rafael González; y «Maroto» Olivera, los tres oriundos de la localidad de Bonpland. El concejal Celestino fue asesinado el 5 de mayo pasado, cerca de las 23, cuando una persona golpeó las manos frente a su domicilio, en la colonia, con la aparente intención de comprar algo en la despensa del edil. El hombre ya se había acostado, pero se levantó para atender al cliente. Según la declaración de Olivera durante la reconstrucción del hecho, fue él quien le pidió dos botellas de vino y que Celestino se acercó al portón para calmar a los perros, que amenazaban con atacarlo. En ese momento el concejal descubrió a los otros dos desconocidos que estaban escondidos en la oscuridad, con los rostros cubiertos con capuchas y portando armas de fuego. DISPAROS Al ver a los delincuentes y ante la imposibilidad de escapar hacia el interior de la casa, Celestino forcejeó con los asaltantes hasta que, aparentemente, González le disparó al pecho con una escopeta calibre 16 que tenía en su recámara un cartucho recargado con balines de plomo. Según Olivera, él tenía en su poder la pistola calibre nueve milímetros que le había entregado Czaván y que sólo efectuó un disparo al aire cuando escapaba y escuchó que la esposa de Celestino realizó varios disparos con un revólver. Por su parte, el presunto autor material del homicidio, Virgilio González, se negó a prestar declaración indagatoria y tampoco participó en la reconstrucción del homicidio. También negó tener vinculación con el hecho, pese a que Olivera y Czaván dicen que estuvo esa noche en la colonia donde vivía Celestino con su esposa y tres hijas. Czaván, que trabajaba como docente en una escuela secundaria de Bonpland, dijo en un primer momento que estuvo con los otros dos imputados la noche del crimen en la casa de Celestino. Luego cambió su versión y dijo que en realidad sólo los había transportado en su Volkswagen Senda hasta las inmediaciones de la despensa de la víctima y los esperó al volante del rodado. Con respecto a las armas, indicó que la escopeta calibre 14 que también está secuestrada en la causa le pertenece, no así la calibre 16 -con la que mataron al edil-. Con respecto a la pistola nueve milímetros, dijo que la misma le fue sustraída por Olivera, motivo por el cual radicó una denuncia en la madrugada del 6 de mayo en la comisaría de Bonpland. Para la jueza Zuetta, Czaván es el autor ideológico del crimen y fue el encargado de suministrarle las armas y las capuchas a sus cómplices. González sería el autor material del homicidio, en tanto que Olivera prestó colaboración para consumar el atraco.

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