Tierra de narcotraficantes

En los últimos tiempos, las grandes organizaciones de narcotraficantes tomaron como base de operaciones la localidad paraguaya de Capitán Bado –en el departamento de Amambay-, a menos de 300 kilómetros de Puerto Iguazú, de acuerdo con un informe elevado al Gobierno del vecino país por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad). Esto modificaría notoriamente las rutas utilizados por los «narcos» para transportar las drogas hacia los grandes centros de consumo, entre ellos Buenos Aires. En Capitán Bado ya estaría funcionando un laboratorio destinado a procesar la pasta base de cocaína que llega desde Colombia en avionetas y al menos dos grandes bandas de narcos brasileñas ya tendrían allí su centro de operaciones. Hasta enero de este año, Bado se transformó en el refugio ideal para el brasileño Luis Fernando Da Costa, alias «Fernandinho Beiramar», el narco más buscado de todo el Mercosur. El prófugo mudó su base de operaciones de las favelas de Río de Janeiro a dicha ciudad paraguaya, donde opera con narcotraficantes paraguayos, colombianos y bolivianos, según la Senad. Hace dos meses, los grupos antidrogas del Paraguay lograron apresar tras un intenso tiroteo en plena ciudad de Bado a la persona considerada hasta entonces mano derecha de «Fernandinho», Marcelo Da Silva Leandro, más conocido como «Marcelinho Niteroi». La primera gran banda en asentarse en Capitán Bado fue el denominado «Clan Morel», que llegó a ese recóndito lugar del Paraguay hace dos años. Hace unos meses fueron apresados Joao e Israel Morel, los líderes de la banda, quienes fueron reclamados por la Justicia del Brasil, donde están acusados de narcotráfico. A partir de entonces quedaron al mando Ramón y Mauro, quienes se asociaron a Beiramar A esto hay que sumarle que el departamento de Amambay es uno de los mayores productores de marihuana del Paraguay. La Senad calcula que más del 40 por ciento de la Cannabis sativa cultivada ilegalmente en el Paraguay está en esa zona. VÍA AÉREA La pasta básica de cocaína estaría llegando a Capitán Bado en pequeñas aeronaves que vuelan a muy baja altura para evitar ser detectadas por radares. A fines del 99, dos pilotos paraguayos, Héctor Samudio y Carlos González, sufrieron un desperfecto en su avioneta y tuvieron que descender en plena selva colombiana, donde fueron tomados prisioneros por las FARC, el grupo gerrillero que controla gran parte de Colombia. En esa misma época pero en el Matto Grosso y a pocos kilómetros de Amambay, fueron apresadas dos personas que volaban hacia Bado con más de 300 kilos de pasta base de cocaína. Fue durante un aterrizaje forzoso hecho en la localidad brasileña de Navaraí. Los detenidos, Walterio de Matto Barboza y Adao Alvez Brizuela reconocieron que habían partido de la frontera colombianoi-brasileña y su destino era Capitán Bado. A mediados del año pasado la Policía Federal del Brasil decomisó en la ciudad de Palotina, a sólo 60 kilómetros de la frontera paraguaya, unos 50 kilos de cocaína que fueron arrojados desde una avioneta que luego fue aprehendida en Campo Grande, donde se apresó al piloto Mario Jesús Alves Da Silva y al empresario Américo Luis Tomasini. Los investigadores brasileños están convencidos que el cargamento partió de Capitán Bado. La Dea, la oficina norteamericana dedicada a la lucha contra el narcotráfico, también puso sus ojos en Capitán Bado y desde hace bastante tiempo está colaborando con la Senad para tratar de desbaratar los «cárteles». El temor de los antidrogas es que los grupos se muden a la Triple Frontera (Puerto Iguazú, Foz de Iguazú y Ciudad del Este), que ya está bajo sospecha por el lavado de dinero proveniente del narcotráfico, además del tráfico ilegal de armas. El mayor problema son, sin lugar a dudas, Ciudad del Este y Foz, donde se cree que también se planificó y ejecutaron los ataques que tuvieron como objetivos la Embajada de Israel y el edificio de la Amia en Buenos Aires.

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