Alto Voltaje, accesorios para poner los pelos de punta y terminar con las inhibiciones.

Recientemente se inauguró en Posadas el primer Sex Shop. Ropa sexy y parafernalia erótica para todos los gustos al alcance de todos. Una pareja camina distraída por el microcentro posadeño, de pronto una vidriera llama su atención. Un maniquí con una microbikini «como las de las películas» sobresale en medio de toda una colección de lencería sexy tanto para el hombre como para la mujer. La pareja se mira y sonríe picarezcamente. Y si probamos? Los primeros sex shop de la argentina se remontan a mediados de los ’80, cuando después de tantos años de represión, el argentino promedio (y las argentinas ¿por qué nó?) volvió a sentir su sexualidad como algo natural, lo cual creó un mercado para la adquisición de todos los productos relacionados a este menester. A partir de allí comenzó la llegada de los importadores, quienes introdujeron en el mercado productos de alta calidad y originaron una baja en los costos. Dicha actividad de todos modos tuvo que luchar en un principio con la reticencia de la gente, la cual por diversos motivos que no deben costar mucho imaginar, hicieron de este, un rubro que tardó un tanto más en expandirse. «Nosotros tomamos a este negocio como uno más, porque el sexo es parte de la vida, y hay gente que lo vive con más plenitud y otra que no tanto, pero para los que sí, hay que darles lo que necesitan» explica a Misiones On Line, Juan Devoto , quien junto a su esposa Claudia Azar, inauguraron Alto Voltaje, el primer Sex Shop de Posadas hace tan sólo un mes. Alto Voltaje cuenta con la nada liviana «carga» de ser los primeros en este rubro en la zona, lo cual los expone a luchar contra toda una serie de prejuicios instituidos en nuestra sociedad. «Para evitar todo tipo de malentendidos», continúa Juan, «lo que se ve tanto en vidriera como en la planta baja del local, son sólo artículos de lencería y ropa interior para hombres y mujeres, desde lo clásico a lo más sexies, pero lencería en fin». Con respecto a la sorpresa y estupor que se puede observar en la gente cuando se detiene frente a la vidriera un tanto más de lo necesario como para «pispear lo que hay dentro», Juan asegura que «es lógico que la gente cuando pasa por la vereda se sorprenda y quede unos segundos observando asombrada, pero poco a poco se van animando a entrar y preguntan. De todos modos, sería interesante recalcar que no todo lo que se observa es erótico o sexual; hay conjuntos divertidos y muy variados, además de toda una serie de disfraces y accesorios para hombres más liberados, streepers, actores, etc.» Algo para la gente común. Por qué nó? Cualquier desprevenido podría imaginar al cliente típico de un sex shop, como un oscuro oficinista de gafas negras, sombrero e ideas más oscuras aún, o solamente doncellas infernales comprando lencería erótica, pero nada más alejado de la realidad; según Juan, los que más acuden a su local son parejas que primero entran «a ver que hay», para luego ir probando productos que puedan ayudar a satisfacer algunas facetas de su vida sexual, o sorprendentemente, mujeres solas «que demuestran ser las más desinhibidas, y que se animan más que los hombres a preguntar». También hay mucha gente que busca chascos y bromas para despedidas de solteros, aunque también hay algunos que ingresan a buscar «algo para regalar a un amigo, pero que sus caras delatan que en realidad son para estricto uso particular», en fin, tantos tipos de clientes como caras tenga el erotismo y el sexo, que todos sabemos, no son propiedad de ninguna elite intelectual ni social. Un altillo de Alto Voltaje Hasta aquí lo que se ve desde la calle, ropa sexy, algo de brillantina, cebras, leopardos y mucho glamour, pero Alto Voltaje es además de Lencería, un Sex Shop. Efectivamente, si nos desplazamos hacia el fondo del lugar, y por un momento nos olvidamos de tantos conjuntos infartantes, y zungas para todos los gustos, podemos acceder al segundo piso del local, donde se expone toda una parafernalia de artículos de índole sexual. Pero para empezar a hablar de lo que podemos encontrar en este primer piso, nada mejor que preguntar a su propietario acerca de ¿Qué es un Sex Shop? Un Sex Shop es un lugar donde se puede encontrar todo tipo de implementos y aparatos relacionados con el sexo. Hay para todo tipo de personas, desde un gel para masajes, que no necesariamente es de índole sexual y puede encontrarse en una farmacia, hasta prótesis y distintos accesorios utilizados para el placer sexual, pasando por elementos para el bondage y sadomasoquismo, hasta películas y films porno. Con respecto a los productos que se encuentran en el piso superior, adecuadamente resguardados de miradas de gente muy conservadora o menores curiosos, Juan aclara que «esa es una de las condiciones para trabajar en este rubro, no podes mostrar en la vidriera objetos o productos que puedan lesionar la moral de la gente, porque así como a algunos les interesa, hay muchos que lo ven de otra manera y se pueden sentir ofendidos, por ello mantenemos este sector del negocio a resguardo de miradas indiscretas» Dentro de la cantidad interminable de distintos accesorios y «chiches» para todos lo gustos, se puede mencionar: prótesis huecas que funcionan como prolongadores peneanos; anillos retardadores de la eyaculación; preservativos especiales con extremos de la más variadas y «exhuberantes» formas; cremas íntimas incitadoras a la erección; distintos tipos de gel lubricantes, espermicidas y retardadores de la eyaculación; prótesis dobles y simples de las más variadas texturas, materiales y colores, dentro de las que se incluyen las innovadoras de siliconas, que están reemplazando a las tradicionales de látex, cuya dureza aveces resultaba nociva para usuarios novicios, hasta las novísimas prótesis de gel, que poseen una textura y rigidez que hacen «obligatoria» su visualización y tacto para poder imaginar su grado de realismo. Entre los aparatos más sofisticados que se pueden encontrar en este «altillo del placer», podemos encontrar los prolongadores peneanos, que consisten en una bomba de vacío en la cual se introduce el pene, y luego de bombear un par de veces, se estimula la erección, la cual es controlada por un manómetro!!!! Este aparato, además de sus virtudes a la hora del sexo, tiene una cualidad «terapéutica», ya que además de lograr un aumento en el tamaño, al forzar la erección, induce a un desobstrucción de los vasos sanguíneos. Otro detalle a tener en cuenta, es la posibilidad de adquirir estos elementos mediante un catálogo, (el cual se adquiere telefónicamente, pero su costo -$6- es deducido de la primer compra que se realice), logrando de esta manera una total intimidad y resguardo en la compra, algo que de todos modos «está a buen resguardo debido a la absoluta discreción con que se maneja este rubro, con packaging específicos y sumamente discretos. En fin, no se puede decir que Alto Volaje inventó la pólvora, ni mucho menos; pero merced a su aparición, muchos posadeños podrán llevar adelante varias de sus fantasías sexuales, inclusos los que precisamente tengan su «pólvora mojada».

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