La combi involucrada en el caso Vides fue decomisada con 8.850 paquetes de cigarrillos ingresados de contrabando

El rodado era conducido por un menor de 17 años. Circulaba por caminos secundarios. Es el mismo que fue encontrado abandonado en la zona de Candelaria cuando mataron al gendarme Vides durante un tiroteo. La combi que en febrero pasado fue encontrada abandonada en la ruta nacional 12, cerca del peaje de Santa Ana, tras el tiroteo que mantuvo una patrulla de Gendarmería con un grupo de contrabandistas, fue secuestrada ayer en San José con un cargamento de cigarrillos ingresados ilegalmente desde el Paraguay. El procedimiento se realizó cuando un suboficial de Policía que estaba de franco advirtió la presencia del rodado en un camino vecinal. Ante la sospecha que intentaba eludir los controles que la Policía y Gendarmería tienen sobre la ruta 14, el policía alertó a sus camaradas de la comisaría, que minutos más tarde interceptaron el vehículo. El rodado, una Renault Traffic era conducida por un joven de 17 años que llevaba cinco cajas de cigarrillos Derby, otras 35 «gruesas» de la misma marca, once cajas marca Te (industria paraguaya) y una de Calvert (uruguaya), lo cual totaliza 8.850 paquetes cuya circulación y venta en territorio argentino está prohibida. El joven fue detenido y la mercadería junto con el rodado puestos a disposición del juez federal de Posadas, Ramón Claudio Chávez. Según trascendió, el rodado está a nombre de una mujer y es el mismo que la Policía encontró abandonado, con las puertas abiertas y la llave colocada en el tablero, en la madrugada del 5 de febrero pasado a un costado de la ruta nacional 12 y muy cerca del lugar donde una patrulla del Escuadrón 50 de Gendarmería se tiroteó con un grupo de contrabandistas. A raíz de este intercambio de disparos murió el suboficial Néstor Fabián Vides. EL ENFRENTAMIENTO Según la Gendarmería, en la madrugada del 5 de febrero, una patrulla de gendarmes que caminaba por un costado de la ruta nacional 12, se encontró en proximidades del arroyo San Juan, con un grupo de paraguayos que traían desde la costa un voluminoso cargamento de cigarrillos. Los uniformados se acercaron lentamente a una camioneta donde eran cargados los bultos y fue Vides quien encendió su linterna e impartió la orden: «¡Alto, Gendarmería!». Como respuesta, el grupo recibió una andanada de disparos, uno de los cuales ingresó por uno de los flancos del tórax del cabo, que quedó herido de muerte sobre el húmedo pasto de la calurosa madrugada misionera. Sus compañeros de patrulla repelieron el ataque y lograron detener un vehículo sobre la ruta para que trasladara al suboficial herido al Hospital Ramón Madariaga. Pero el certero disparo acabó con la vida de Vides mientras su esposa y sus dos pequeños hijos descansaban en Posadas, sin imaginar lo que pasaba a tan sólo 35 kilómetros. A partir de ese momento se tejieron miles de hipótesis sobre lo que ocurrió esa madrugada. Incluso llegó a decirse que el gendarme fue baleado por sus propios camaradas al dispararse una de las pistolas. Eso nunca se sabrá porque no se encontró el plomo que ingresó por uno de los costados del pecho de Vides y salió por el otro, aunque sin perforarle la camisa. A ocho meses del crimen de Vides todo está como al principio. Existen demasiadas dudas sobre cómo realmente ocurrieron los hechos y todo parece indicar que será muy difícil establecer qué pasó en la madrugada del 5 de febrero. Por lo pronto será otro de los tantos crímenes que se produjeron en territorio misionero y pese al paso del tiempo, continúan impunes.

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