Las chicas están de acuerdo

Quienes conocen el movimiento nocturno de Posadas saben que la avenida Uruguay es uno de los lugares donde históricamente se puede encontrar las «chicas de la calle». Hace unos años atrás, a partir de la habilitación de la nueva terminal de ómnibus también la avenida Santa Catalina se convirtió en otra vidriera sin cristales donde se exhiben aquellas que ejercen el oficio más viejo del mundo. Allí, la oferta sexual comienza en horas de la mañana y se prolonga hasta minutos antes del amanecer. Misiones On Line recorrió estos lugares para conocer qué piensan las principales protagonistas de la iniciativa que impulsa el ministro López. Si bien no es aplicable a todo el universo de prostitutas que existen en la capital provincial, el sondeo informal realizado mostró un acuerdo unánime a la implementación de una «zona roja». «Yo estoy de acuerdo, si es para que no nos moleste la cana estoy de acuerdo», dijo Gladys (19), mientras intentaba resguardarse de la fina llovizna que anoche empapaba la avenida Santa Catalina. Una opinión similar manifestaron Maru (24) y Rosana (21), quienes del otro lado del asfalto se quejaron porque -aseguran- la policía no las deja tranquilas. «Esta bien la zona roja. Pero si lo que pretenden es que dejemos la calle, que nos den trabajo», enfatizó Rosana, mientras jugueteaba con el teléfono celular que la pone en contacto con sus «clientes». Unas cuadras más alejadas Isabel (28) y María (23) primero dieron un lacónico «estoy de acuerdo». Después de unos minutos de charla la desconfianza dio paso a un diálogo más fluído: «Acá no molesta mucho la policía, solo cuando hay denuncias. Creo que la zona roja sería lo mejor, siempre y cuando sea un lugar donde los clientes puedan acercarse tranquilos», advirtió Isabel. Para las dos, la avenida Uruguay es más reconocida como un lugar «de joda», mientras que en la Santa Catalina el «levante» se hacía más difícil. «Estamos cerca de la Terminal y los tipos casados que no quieren acercarse aprovechan las calles laterales oscuras para no ser vistos», detalló María. Ya en la avenida Uruguay, asomaron otros argumentos que apuntalaron la postura favorable a la polémica idea del ministro de Gobierno. «Me parece perfecto», dijo sonriendo Noemí (31), enfundada en un ajustado pantalón de cuero. «Yo también», se sumó su colega Marta, que añadió un dato apuntado por las otras chicas: «Sería bueno porque permitiría controlar la presencia de menores, que es el motivo por el cual la policía nos lleva siempre», agregó. Aunque las continuas redadas aparecen como el motivo principal para apoyar la instalación de una zona roja, la preocupación por el control sanitario y la presencia de menores en la calle también se suman a las preocupaciones registradas. «Sabés que pasa -dijo en tono confidente Vanesa (25)-, acá trabajan muchas menores y por eso la policía molesta tanto». Para esta mujer, la disposición de la zona debería estar acompañada de información. «Que nos digan como tramitar la libreta sanitaria, que nos enseñen todo eso», reclamo Vanesa, para luego reconocer que ella y muchas de sus compañeras de madrugada no tenían la referida libreta. «Pero hay otras que si tienen», aclaró. Cuando el cronista explicó que uno de los emplazamientos podría ser un predio cercano al aeropuerto local, a casi 10 kilómetros de su ruta habitual, Vanesa frunció el ceño: «¿Tendríamos que ir hasta ahí?. Me parece que es muy lejos», se lamentó antes de cerrar la conversación.

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