Gracias por todo

El domingo culminó el IV Festival Nacional de Títeres. Posadas fue la sede central en tanto que seis localidades del interior : Puerto Esperanza , Puerto Iguazú , Oberá , Eldorado , Puerto Rico y Apóstoles fueron subsedes . El broche de oro del encuentro fue la obra «Juan Romeo y Julieta María» del grupo cordobés «El chonchón» escenificada en Sala Tempo el domingo a las 21,00 . El espectáculo se inauguró con una especie de balance del evento en contrapunto con el público . En ocasiones irónicos , en otras frontales o sugerentes , los muñecos expresaron aquello que ocupaba las conversaciones de los distintos grupos : la desorganización de las autoridades locales encargadas del evento . Anteriormente al final de la puesta «Resuellos de viento ¿ Dónde estás Bairoletto?» que el público asistió sentado en el piso, el grupo rionegrino «Huepuray» (foto) manifestó que la provisión de sillas era responsabilidad exclusiva de la organización . A lo largo del encuentro , los grupos hicieron oir desde quejas domésticas hasta reclamos específicamente artísticos. Talleres, charlas y la posibilidad frustrada de espacios de reflexión fueron una constante exigencia . «Hay gente a la que ni siquiera conocemos porque no hay ocasión de charlar » se lamenta César Nadim del mismo grupo . «Uno viene con muchas expectativas , la verdad Hubiera preferido algún taller o curso » opina Marcelo Bianco (foto) del grupo tucumano «La valija» . Otra cuestión central marcada por los grupos fue la superposición de espectáculos en los mismos horarios . Se tornó difícil la elección de una sola obra en tanto que después hubo grandes blancos de tiempo libre . No obstante , para Bianco siempre se logran intersticios «Entre lo protocolar y lo formal está el encuentro con gente que trabaja desinteresadamente y se logran espacios de construcción más allá de cualquier estructura » . «Puerto Rico es el Paraíso» Un capítulo aparte se merece el público de la provincia . A la hora de calificar , los grupos coincidieron en definirlo como respetuoso , cálido y amable. Tanto en la sede central como en las subsedes , niños y grandes hicieron silencio cuando así lo ameritaba el espectáculo y aplaudieron a rabiar algunos personajes que seguramente serán recuerdos entrañables en su memoria . Sin embargo, los laureles de esta fiesta se los lleva sin dudas la localidad de Puerto Rico. Allí funciona la única escuela de títeres de la provincia gracias a la subvención del gobierno municipal . «La verdad es que uno como titiritero sueña con un lugar así , Puerto Rico es el Paraíso . Allí , la gente está acostumbrada a ver y entender los títeres», comenta Bianco. Tal vez desde las instituciones provinciales sea el momento de dirigir la mirada hacia un municipio que apuesta con voluntad política a mantener vivo el mágico arte de generar historias y personajes desde los títeres.

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