La lluvia separó una de las barreras de contención del petróleo y aumenta el temor por los efectos del derrame

Desde Petrobrás sostienen que esto sólo complica las cosas y que la situación sigue controlada. El pronóstico indica que seguirá lloviendo, aunque de forma aislada y leve. Además del aumento de la velocidad del río, los ambientalistas temen que el arrastre haga que el petroleo que quedó en los márgenes vuelva al agua. Pasó lo que tanto se temía. Ante la seguridad de los brasileños de que la mancha de petróleo derramado el domingo en Araucaria, los técnicos aseguraban que lo único que podía complicar las cosas era una lluvia inesperada. Ayer, en el estado de Paraná, llovió durante casi todo el día y lo que se temía, pasó a ser una realidad: una de las barreras no pudo contener el petróleo. Mientras el pasado viernes el Ministerio de Ecología declaraba el estado de emergencia ecológica en Misiones para «prevenir» los posibles daños ambientales y humanos en caso de que llegara a la provincia, donde la localidad de Andresito y las cataratas de Iguazú serían zona de riesgo, desde Brasil insisten en restarle gravedad. A pesar de la llegada de la temida lluvia, los hombres de prensa de la petrolera Petrobrás, responsable por el derramamiento de cuatro millones de litros de petróleo de la refinería Getulio Vargas en Araucaria (Curitiba, a unos 700 kilómetros de la Argentina) sobre los ríos Bariguí e Iguazú, aseguran que esto sólo complica las cosas y que la situación igual sigue controlada. Se usaron los tractores y sacos de arena que para que el petróleo no se escape de las barreras en los ríos Iguazú y Barigui. Aproximadamente 2 mil personas estaban trabajando en el operativo, pero de acuerdo con el ambientalista Tadeu Lucaski, de la Asociación de Defensa del ambiente de Araucaria, una de las barreras improvisadas con boyas absorbentes de petróleo se separó debido a las lluvias en el río Barigui, en la altura de Caximba, a unos 6 kilómetros del lugar del desastre. «En el río se nota el escape de manchas de petróleo, que pudo haber salido de las márgenes del río», señaló Lucaski. La asesoría de prensa de Petrobrás, sin embargo, asegura que la ruptura se controlaría. «El río tiene un promedio de cuatro a siete barreras en cada punto. Teniendo una ruptura, una ayuda a la otra a sostener el petróleo», afirmó María Aparecida de Moraes, jefa de comunicación de Repar. «Como no hubo un gran aumento del volumen de agua de los ríos, la situación no está preocupando», completó María Aparecida. «Si llueve por una semana si sería preocupante y las barreras se pueden inundar. Pero nosotros somos optimistas», dijo. La previsión de Petrobrás es que el trabajo de limpieza del petróleo derramado se concluye en diez días. Según afirmó la directiva de la petrolera, «dos tercios del petróleo ya están recogidos. Los ríos están prácticamente limpios», afirmó la directiva de la petrolera. A su optimismo se suma la previsión del Sistema Meteorológico del Paraná (Simepar), que indica que seguirá lloviendo, pero de forma aislada y con intensidad leve. EL ARRASTRE, UN PROBLEMA AÑADIDO Pero para los ambientalistas, la única preocupación por la lluvia que se precipita en la región de Araucaria, en la región metropolitana de Curitiba, donde se concentró el 75 por ciento de los cuatro millones de litros de petróleo que se filtraron de la Refinería Getúlio Vargas, no se centra sólo en el riesgo de que no resistan las barreras de contención. El problema añadido es que el área afectada es muy extensa y con el arrastre, el petróleo podría regresar nuevamente al río Barigüi y de ahí hasta el Iguazú. Los técnicos de Petrobras intentan tranquilizar a los ambientalistas y a la población con información sobre el trabajo «intensivo y constante que se realizan en el área». Según la empresa petrolera, la técnica que se utiliza para el tratamiento de la tierra afectada por el petróleo en las proximidades de la refinería es eficiente, ya que se trata de un trabajo de «bioreparación que utiliza bacterias para absorber el petróleo presente en el suelo». DOMINGO NEGRO A las 13 del domingo último, funcionarios de la refinería Getúlio Vargas en Araucaria iniciaron el bombeo de petróleo crudo que va desde São Francisco do Sul por un oleoducto para ser refinado en en Araucaria. Al llegar a la refinería, antes de ingresar al tanque de recolección, el petróleo se esparció por el patio de la empresa, debido a una ruptura en las juntas de expansión de una tubería que une el oleoducto al tanque. El producto se expandió durante dos horas seguidas, hasta las 15 cuando el problema fue detectado y a partir de ese momento se interrumpió el bombeo. Un día «atípico» en la refinería de Petrobras en Araucaria podría haber contribuido para que el derrame se produjera. Según el presidente del Sindicato de los Petroleros de Paraná y Santa Catarina (SINDIPETRO), Hélio Seidel, la intoxicación con amoníaco de tres funcionarios en horas de la mañana de ese día y la parada de emergencia de una de las calderas de la REPAR a la tarde habrían generado condiciones de tensión en la planta. Los problemas podrían explicar porqué el operador responsable del tanque que debería recibir el petróleo falló en su intento. Según el sindicalista, el operario, cuyo nombre no fue divulgado, se siente «consternado». Él habría alegado que no abrió el tanque en el área de crudo en la hora exacta por «estar trabajando en otras funciones» que también le competen en un área intermedia. También explicó Seidel que hace dos años fue suprimida en la empresa la exclusividad de operación en el área.

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